Bandejas de plástico para pescado y marisco

bandejas de plástico

Las bandejas de plástico para pescado y marisco son, en realidad, envases termoconformados obtenidos de materiales tan novedosos y especialmente resistentes como el PVC, el PET o el PS. Se ha de tener en cuenta, además, que este tipo de alimentos requieren unas medidas de conservación muy específicas debidas, en gran parte, a las bacterias que se hallan presentes en el estómago o las agallas de estos animales acuáticos. Asimismo, las enzimas amenazan por corromper igualmente el producto. A todo ello se le une la presencia alta de agua, que favorece la descomposición del tejido y el mal olor. Especialmente el pescado graso, como la caballa o el arenque, tiende a un proceso más rápido de putrefacción, por lo que la temperatura de 0 ºC resulta obligatoria.

Bandejas de plástico para productos elaborados

De este modo, el denominado envasado en atmósfera desacelera en gran medida este proceso rápido de descomposición en un ambiente natural. El blister autocierre para alimentación permite un perfecto mantenimiento. El éxito se encuentra en el hecho de que una porción de dióxido de carbono dentro de la propia atmósfera de la bandeja de alimentación, superior al 20 por ciento e inferior al 50, inhibe en gran medida el desarrollo de bacterias aeróbicas comunes. Otros elementos esenciales en la conservación son el CO2 y el mismo oxígeno. El primero, disuelto en agua, desarrolla una solución ácida que retrasa la proliferación de bacterias. Por su parte, el segundo preserva determinadas carnes, excepto en el pescado con excesiva grasa.

En los últimos años los progresos y avances tecnológicos en la conservación de alimentos mediante la utilización de bandejas de plástico para alimentación han sido cuantitativos, como lo demuestra el uso del blister autocierre. Este se adapta perfectamente a la forma del producto de modo que no permite que se creen burbujas de aire a su alrededor. Ahora mismo existe la tendencia de utilizar envases ecológicos, económicos y con escaso impacto medioambiental. Plásticos biodegradables con refuerzos nanométricos aportan una gran resistencia mecánica y térmica. En la elaboración del PET, por ejemplo, se utilizan procesos termoformados que reducen considerablemente el material.

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